Friday, May 05, 2006

LA COMUNICACION PARA EL DESARROLLO EN LATINOAMERICA: UN RECUENTO DE MEDIO SIGLO

Luis Ramiro Beltrán Salmón, ha respondido a la invitación abierta que La Iniciativa de Comunicación formula a su red, a escribir análisis críticos alrededor de la comunicación. El Dr. Beltrán es uno de los precursoresde la comunicación para el desarrollo y la impulsó en toda la región desdecargos en la OEA, el Gobierno del Canadá y la UNESCO y como consultor denumerosas entidades públicas y privadas; es también autor de una amplia producción de literatura crítica y propositiva difundida en varios idiomas y enmuchos países. Su artículo es una reseña histórica de medio siglo de práctica yteoría de la comunicación para el desarrollo en Latinoamérica que el Dr. Beltrán presentó ante el III Congreso Panamericano de la Comunicación en Buenos Aires,Argentina, en julio de 2005.

Introducción

Ya en 1918 el Presidente Woodrow Wilson había enunciado escuetamente la nocióndel "desarrrollo", por cierto tutelado, pero hasta la Segunda Guerra Mundial(1939-1945) se hablaba de la evolución de los países mas bien en términos deavance desde el "atraso", caracterizado por la "primitividad" y la miseria consus penosas secuelas, hasta el "progreso", caracterizado por la "civilización" yla prosperidad que traía aparejado el bienestar. Sólo un puñado de países, en sumayoría americanos del norte y europeos, se hallaban entonces en situación deprogreso y, por lo general, se suponía que los demás países también iríanllegando hasta tal estado. ¿Cómo habrían de hacer eso? Aparentemente lo haríande un modo providencial, tal vez lento pero presumiblemente natural eineluctable. Les bastaría con "dejar pasar y dejar hacer" y, si acaso, empeñarseen imitar a los progresados ciegamente y al máximo posible. Aunque elcolonialismo prevalecía ostensiblemente aún, no había concienc!ia clara, ni menos admisión pública, de que no pocas de las naciones que máshabían progresado en el mundo lo habían hecho, en alguna medida, a expensas delatraso de las demás. Y tampoco se prestaba real atención a la opresora inequidadvigente dentro de cada país atrasado en desmedro de la mayoría de la población.Sólo cerca del final del primer quinquenio de la era post Hiroshima surgió confirmeza en el mundo la noción de "desarrollo" como sustituto de la de"progreso". Optar por el desarrollo significaba a la sazón no dejar librado elavance hacia la prosperidad y el bienestar al azar "leseferista" y limitarse ala inacción providencialista sino prever y organizar racionalmente laintervención estatal activa para lograr pronto el mejoramiento sustantivo de laeconomía con apoyo de la tecnología a fin de forjar el adelanto material.Tal transición provino en gran parte de la experiencia ganada por los EstadosUnidos de América, en los campos de batalla y en la vida civil de retaguardia,en aquella segunda contienda bélica mundial y en la postguerra inmediata con elaprendizaje cobrado por dicho país altamente "desarrollado" al auxiliar,financiera y técnicamente, a las naciones perdedoras – Alemania, Italia y Japón– en su proceso de reconstrucción y rehabilitación.A fines de la década de 1940 el Gobierno de los Estados Unidos de América cobróconciencia de que los numerosos países "subdesarrollados" que habían sidomiembros de la alianza contra los países que constituyeran el eje nazifascistaque desató la guerra merecían un apoyo semejante al que ya estaba brindando aéstos. El Presidente Harry Truman anunció en 1949, en el cuarto punto de undiscurso de catorce, la creación de un programa internacional de asistencia,técnica y financiera, para el desarrollo nacional que llegaría a conocerse comoel del "Punto Cuarto". Y se estableció para ejecutarlo el organismo que ahora seconoce como Agencia de los Estados Unidos de América para el DesarrolloInternacional (USAID).El programa proporcionaba a los gobiernos, incluyendo desde luego a los deLatinoamérica, apoyo para ampliación y mejoramiento de infraestructura decaminos, vivienda, electricidad, agua potable y alcantarillado. Por otra parte,estableció con dichos gobiernos servicios cooperativos de agricultura, salud yeducación a partir del inicio de la década de 1950. Comprendiendo que la acciónpro desarrollo en estos campos requería provocar por persuasión educativacambios de conducta tanto en funcionarios como en beneficiarios, incluyó en cadauno de esos servicios sociales una unidad dedicada a la información deapuntalamiento a los fines del respectivo sector. Y esta medida llegaría aconstituir una de las raíces mayores de la actividad que sólo varios añosdespués iría a conocerse como "comunicación para el desarrollo".¿Cómo llegó a constituirse y a operar esa disciplina profesional enLatinoamérica? A gentil invitación de los organizadores del tercer congreso panamericano de comunicación, el autor del presente texto se empeñará en dar la más sucinta respuesta posible a esta interrogante mediante una descripción analítica, a manera de testimonio en visión panorámica de algo mas de mediosiglo, por parte de un actor y observador de ese proceso.

EN EL PRINCIPIO FUE LA PRÁCTICA

La práctica, ciertamente, antecedió a la teoría. Surgió entre el último terciode la década de 1940 y el primero de la de 1950 al impulso de tres iniciativasprecursoras: dos nativas de la región y una de origen foráneo.

Las Radioescuelas de Colombia

En Sutatenza, una remota aldea andina, el párroco Joaquín Salcedo se valióingeniosamente de la radio para llegar a brindarle a los campesinos apoyomediante la comunicación masiva educativa a fin de fomentar el desarrollo rural.Creó la estrategia de las "radioescuelas" que consistía de audición, mediantereceptores a batería, en pequeños grupos de vecinos de programas especialmenteproducidos para ellos. Lo hacían auxiliados por guías capacitados que losinstaban a aplicar lo aprendido a la toma de decisiones comunitarias paraprocurar el mejoramiento de la producción agropecuaria, de la salud y de laeducación. O sea: recepción – reflexión – decisión – y acción colectivas. Así,gradualmente, fue naciendo la agrupación católica Acción Cultural Popular que,al cabo de poco más de una década, abarcaba a todo el país e inclusive cobraríaresonancia internacional. Apoyada por el gobierno colombiano y por algunosorganismos internacionales, ACPO llegó a contar con una red naci!onal de ocho emisoras, con el primer periódico campesino del país, con dosinstitutos de campo para formación de líderes y con un centro de producción demateriales de enseñanza.

Las Radios Mineras de Bolivia

Unos veinte años antes de que Paulo Freire propusiera devolver la palabra alpueblo, se la tomaron en Bolivia paupérrimos trabajadores indígenas empleados enla extracción de minerales. Resueltos a comunicarse mejor entre sí y a dejarseoír por sus compatriotas en español y en quechua, estos sindicalistasestablecieron por sí solos – con cuotas de sus magros salarios y sin experienciaen producción radiofónica – pequeñas y rudimentarias radioemisorasautogestionarias de corto alcance. Las emplearon democráticamente instaurando enforma gratuita y libre la estrategia de "micrófono abierto" al servicio de todoslos ciudadanos. Si bien daban énfasis a información y comentarios sobre susluchas contra la explotación y la opresión, hacían sus programas no sólo ensocavones, ingenios mineros o sedes sindicales, sino también en escuelas,iglesias, mercados, canchas deportivas y plazas, así como visitando hogares. Así llegaron pronto a operar como "radios del pueblo". Al término de !la década de 1950 habían logrado formar una red nacional de alrededor de 33emisoras portadoras de la "vox populi", algunas de las cuales serían más tardeobjeto de violenta represión gubernamental.

Extensión Agrícola, Educación Sanitaria y Educación Audiovisual

Como ya se lo indicó en la introducción de este documento, surgieron enLatinoamérica entre fines de los años del 40 y principios de los del 50servicios públicos en agricultura, educación y salud copatrocinados por losgobiernos de Estados Unidos de América y de los de la región. Los órganosde comunicación de estas entidades estaban dedicados, respectivamente, a"información de extensión agrícola", "educación sanitaria" y "educaciónaudiovisual", esta última concentrada en establecimientos escolares. La primeratenía por misión la de convertir la información científica y técnica para elmejoramiento de la producción agropecuaria en información de educación no formalal alcance de la comprensión del campesinado carente entonces, en proporciónelevada, de alfabetización; para ello apuntalaba con recursos de contactointerpersonal a los agrónomos que actuaban como "agentes de extensión"residentes en comunidades rurales y se valía complementariamente de mediosmasivos, !principalmente radio, folletos y carteles. La segunda estaba cifradaprincipalmente en el empleo de procedimientos de contacto personal, individual yen grupos, para ampliar el alcance y profundizar el impacto de mensajesinstructivos para el cuidado de la salud pública; en lo masivo recurría acartillas y carteles, especialmente para campañas. Y la tercera se esmeraba enaplicar a la enseñanza en aula estrategias pedagógicas innovadoras cifradasprincipalmente en el uso de técnicas audiovisuales, como la grabaciónradiofónica, la fotografía y la cinematografía. Esos tres ejercicios decomunicación para el desarrollo contaban con algunos manuales didácticos y,aunque en forma aún elemental, trataban de racionalizar y optimizar lasintervenciones educativas haciendo lo posible por darles orientacionesestratégicas. Pero no contaban aún para ello con capacidad de investigacióncientífica y, de otra parte, carecían de fundamentación teórica integral ysustantiva.

ADVIENE LA TEORÍA

Tampoco dispusieron de aquéllas los emprendimientos pioneros de Colombia yBolivia.En efecto, la teorización se inició aproximadamente diez años después de que lapráctica comenzara. Y lo hizo en Estados Unidos de América.

Lerner : Del Tradicionalismo a la Modernidad

En 1958 el sociólogo del Instituto Tecnológico de Massachussetts, Daniel Lerner,publicó un estudio realizado con datos de medio centenar de países sobre laextinción de la "sociedad tradicional" para dar paso a la "modernización" deella. Verificó la existencia de clara y estrecha correlación entre el desarrollonacional y la comunicación social. Halló que esa transición se daba en lassiguientes etapas: urbanización (aparejada con industrialización); participaciónde la gente en la comunicación masiva; alfabetismo; y participación en política.Propuso que las funciones de la comunicación en tal proceso eran estas: (1)crear nuevas aspiraciones; (2) apuntalar el crecimiento del nuevo liderazgo parael cambio social; (3) fomentar una mayor participación de los ciudadanos en lasactividades de la sociedad; y (4) enseñar a ellos "empatía", la aptitud para"ponerse en el pellejo del prójimo". Y sostuvo, en resumen, que la comunicaciónera a la vez inductora e indicadora de camb!io social.

Rogers : Difusión de Innovaciones

En 1962 Everett Rogers, sociólogo rural de Iowa que se afincaría en laUniversidad del Estado de Michigan, divulgó su teoría de la difusión deinnovaciones como motor de la modernización de la sociedad. Definió a lainnovación como una idea percibida como nueva por un individuo y comunicada alos demás miembros de un sistema social. Afirmó que para que la innovación fueralograda la conducta tenía que pasar por estas etapas: percepción; interés;evaluación; prueba y adopción. Añadió que la difusión de la innovación dependíade la tasa de adopción de ella. Y comprobó que los innovadores eran, en general,aquellos que poseían elevados índices de ingreso, educación, cosmopolitismo ycomunicación. Advirtió que en el principio del proceso sólo había unos pocosadoptantes y al final unos cuantos no resultaban adoptantes pero, a la mitad delperíodo, la mayoría de las personas se hacían adoptantes, si bien muylentamente. Y encontró que en cada una de las etapas del proceso la comu!nicación cumplía papel clave por vía de diversos medios.

Schramm : Creación de un Clima para el Cambio

En 1964 Wilbur Schramm, comunicólogo de la Universidad de Stanford, publicó untrascendental estudio sobre comunicación y cambio en los países "en desarrollo".Percibiendo a la comunicación masiva como "vigía", "maestra" y "formuladora depolíticas", estipuló en detalle un conjunto de papeles de ella en la atención delas necesidades de la gente en cuanto al desarrollo. Sostuvo que éstas eran: (1)estar informada de los planes, acciones, logros y limitaciones del esfuerzo prodesarrollo; (2) hacerse partícipe del proceso de toma de decisiones sobreasuntos de interés colectivo; y (3) aprender las destrezas que el desarrollo lesdemanda dominar. Al cumplir aquellas funciones, los medios de comunicaciónconfiguraban, señaló Schramm, una atmósfera general propicia a la consecucióndel cambio social indispensable para lograr el desarrollo. La divulgaciónmundial de ese planteamiento suyo, con apoyo de la UNESCO, contribuyó a hacer deeste investigador y periodista el sumo sacerd!ote de la comunicación para el desarrollo.Derivadas en parte de esas teorías estadounidenses principales, tenderían aprevalecer en Latinoamérica estas percepciones:La "comunicación de apoyo al desarrollo" es el uso de los medios de comunicación– masivos, interpersonales o mixtos – como factor instrumental para el logro delas metas prácticas de instituciones que ejecutan proyectos específicos en posdel desarrollo económico y social.La "comunicación de desarrollo" es la creación, gracias a la influencia de losmedios de comunicación masiva, de una atmósfera pública favorable al cambio quese considera indispensable para lograr la modernización de sociedadestradicionales mediante el adelanto tecnológico, el crecimiento económico y elprogreso material.En 1966 otro investigador y catedrático del Massachussets Institute ofTechnology (MIT), Ithiel de Sola Pool, delineó un perfil de la personalidad delhombre moderno y sostuvo que los medios de comunicación eran capaces de inducira la gente a adquirir las características del mismo principalmente en tresmaneras: (1) forjando en las mentes de las personas imágenes favorables aldesarrollo entendido como modernidad; (2) fomentando en ellas la consolidación ola formación de una conciencia de nación; y (3) estimulando la voluntad deplanificar y de actuar en un vasto escenario.Y en 1967 Lerner y Schramm publicaron una compilación de las ponenciaspresentadas a un seminario internacional que ellos habían organizado dos añosantes en Hawaii sobre la "comunicación y el cambio social en los países endesarrollo". Alcanzando sin demora amplia circulación internacional, este texto– junto con nuevos aportes de Rogers – llegó a constituirse en otra pieza básicade la naciente literatura del ramo.La práctica de la comunicación para el desarrollo aplicando los formatosoperativos de origen estadounidense aquí mencionados se confirmó en la segundamitad de la década de 1950 y, consolidándose, crecería en variedad e intensidaddesde mediados de los años del 60. Fue tan amplia, diversa e intensa que sutrayectoria en la región no resulta resumible aquí. Pero debe anotarse quecontribuyó a ello sustantivamente el apoyo de organismos bilaterales como losdel Gobierno de Estados Unidos de América y el de los gobiernos de paíseseuropeos como Alemania y Holanda. Además, organismos multinacionales de escalamundial como la FAO, la UNESCO, la OPS, el UNICEF y el PNUD y, en el acápiteregional, la OEA, especialmente por medio del Instituto Interamericano deCiencias Agrícolas (IICA), hicieron también importantes aportes, así como loshicieron fundaciones privadas como la Rockefeller, la Kellog y la Ford.

LA COMUNICACIÓN ALTERNATIVA EN ACCIÓN

La estrategia colombiana de las radioescuelas fue difundiéndose sin mayor demoraen la región. En efecto, por ejemplo en Bolivia ya a mediados de la década del50 surgió la primera emisora de ese tipo en una zona rural poblada por indígenasaimaras: Radio Peñas. Para mediados de la década del 60, con el patrocinio noimpositivo de la Iglesia Católica, el número de tales emisoras, mayormentecampesinas, había crecido en el país al punto de hacer necesaria su agrupaciónen la red cooperativa llamada Escuelas Radiofónicas de Bolivia (ERBOL). Y ellahabía empezado a incorporar a su arsenal estratégico la figura de los"reporteros populares", voluntarios de localidades rurales a los que secapacitaba como sus corresponsales. Al principio de la década del 70,apartándose ya un poco del enfoque propiciado por ACPO, con apoyo de laAsociación Latinoamericana de Escuelas Radiofónicas, (ERBOL) comenzó areorientar sus labores, en concepción y en forma, para favorecer una educaciónin!tegral y participativa identificada con la equidad y la democracia. Y a partirde 1980 dicha red cuatrilingüe de alcance nacional, manejada con ampliaintervención indígena, asumiría un compromiso con la lucha de los pobres y losmarginados tan franco que provocaría a veces coerción y hasta represióngubernamental contra algunas de sus operaciones.Era lógico que la comunicación protagonizada por el pueblo recurrierapreferencialmente a la radio por ser el medio de menor costo de equipamiento yde mayor facilidad de operación, así como el de más amplio alcance. Por eso loslatinoamericanos fueron creando estrategias de uso pro-democrático de dichomedio, especialmente desde principios de los años del 70. Una sobresaliente fuela denominada "cassette foro rural" creada en Uruguay por Mario Kaplún; era unrecurso sencillo pero muy útil para propiciar el diálogo a distancia entreagricultores cooperativistas. Otra fue la de las "cabinas radiofónicas", puestosde grabación y contacto establecidos en territorio campesino por un sacerdote deLatacunga, Ecuador, para dar a los pobladores capacitados la oportunidad deenviar desde ellos mensajes a una emisora central que los divulgaba. También sedistinguieron en otros valiosos ejercicios de radio popular comunicadores dePerú, México, República Dominicana, Nicaragua y Cuba, q!ue combinó programas radiofónicos con visitas a escuelas y hogares por brigadasde capacitación en salud y educación. Por otra parte, Colombia y Méxicoestuvieron entre los países que se valieron de la radio como instrumento deapoyo a la instrucción formal en aula.El Salvador apoyó a esa enseñanza por medio de la televisión Y México llegó aestablecer una red de canales dedicada a respaldar programas de desarrollorural, además de ensayar el empleo de la telenovela para educación no formalsobre salud reproductiva.En Brasil grupos de audaces periodistas crearon la estrategia de la "prensananica" (en miniatura) conformada por pequeños periódicos, casi clandestinos,como singular expresión de resistencia del pueblo a las dictaduras castrenses.En Perú un emprendedor maestro de escuela, Miguel Azcueta, promovió en Villa ElSalvador, un barrio limeño muy pobre sobrepoblado por emigrantes campesinosindígenas, la conformación gradual de un sistema de múltiples mediosalternativos. Ellos comenzaron con periódicos murales y boletines en mimeógrafo,apelaron luego a altoparlantes y al cine en sitios públicos, usaron la radio yllegarían un día a contar hasta con su canal de televisión.Y ya a principios de los años del 50 comenzó a perfilarse en Bolivia un "cinejunto al pueblo", primordialmente indigenista, con documentales de Jorge Ruíz yJorge Sanjinés que ganarían varios lauros internacionales y contribuirían asentar algunas de las bases para lo que años más tarde iría a ser el "Movimientodel Nuevo Cine Latinoamericano".Festivales de música y de bailes, ferias, pancartas, teatro callejero, concursosy funciones de títeres fueron otros de los procedimientos empleados en variospaíses de la región para decir lo que los grandes medios masivos no decían.

¿CUÁL DESARROLLO Y PARA QUIÉN?

Desde fines de los años del 40 se implantó en Latinoamérica, junto con laasistencia técnica y financiera de Estados Unidos de América, el modelo dedesarrollo en vigencia en aquel país y en los de Europa Occidental. Adoptado conciego optimismo por los Gobiernos de América Latina, iría a ser aplicado sinvacilación ni ajustes. Pero ya a principios de los años del 60 comenzaron aregistrarse claros indicios de inoperancia de aquel paradigma; los gobernantesno les prestaron atención.A mediados de esa década surgió, en cambio, un movimiento regional deeconomistas y científicos sociales que inició el cuestionamiento crítico a aquelmodelo. Planteó una denuncia y propuesta que dió en llamarse "Teoría de laDependencia". Destacó la pronunciada y perjudicial injusticia que prevalecía enel intercambio comercial de bienes y servicios entre la región y Estados Unidosde América. Venderle barato materias primas y comprarle caro productosmanufacturados producía un déficit crónico y creciente para loslatinoamericanos. Por eso sostuvo que sólo cambiando esa estructura dedependencia podría haber desarrollo efectivo y verdaderamente democrático. Y unimportante estudio internacional, el Informe Pearson, le dió la razón. Peronadie escucharía esas tempranas voces de advertencia. Y así lo que llegaría aocurrir fue que, en vez de haber desarrollo, el subdesarrollo se iría acentuandoobstinada y peligrosamente.A principios de la década de 1970 el fracaso del modelo foráneo impuesto se hizomuy evidente. Una crisis de la actividad petrolera internacional tuvoconsecuencias sumamente graves en la economía de Latinoamérica de las que ellano pudo defenderse como lo hicieron los países desarrollados.Vulnerable por causa de su extrema dependencia de Estados Unidos de América, laregión vio ya a mediados de la década bajar rápidamente sus tasas de crecimientoy le resultaría inevitable hacer recortes en los gastos públicos, afectando comosiempre a los más desamparados. Para cubrir los déficits acumulados por obra delinequitativo régimen de intercambio mercantil, los gobiernos latinoamericanostuvieron que aumentar su deuda externa a plazos de amortización más cortos y contasas de interés más altas. Pero el modelo de desarrollo causante de mássubdesarrollo quedó en vigor en la región.En 1973 propuse entender al desarrollo como "un proceso dirigido de profundo yacelerado cambio sociopolítico que genere transformaciones sustanciales en laeconomía, la ecología y la cultura de un país a fin de favorecer el avance moraly material de la mayoría de la población del mismo en condiciones de dignidad,justicia y libertad."Temprano también en esa década el distinguido comunicólogo paraguayo, Juan DíazBordenave, planteó formular un "modo de desarrollo diferente del emanado delcapitalismo liberal y del comunismo estatal y proponer a nuestros pueblos unsocialismo democrático de bases comunitarias, autogestionarias yparticipativas."En 1974 la Declaración de Cocoyoc, emitida en México, constituyó un manifiestopolítico regional que formuló bases para un desarrollo más humano, equitativo ydemocrático.En 1975 la Fundación Daj Hammarskjöld (Suecia) presentó a Naciones Unidas unapropuesta de un modelo mundial para "otro desarrollo" que tenía como premisafundamental el cambio estructural para la desconcentración del poder.En 1976 un equipo multidisciplinario organizado en Argentina por la FundaciónBariloche planteó al cabo de un año de estudio, con apoyo canadiense porconducto del Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (CIID), un"Modelo Latinoamericano Mundial" para forjar por cambio estructural una nuevasociedad cifrada en la equidad, en la plena participación del pueblo en la tomade decisiones y en la protección del medioambiente.Y también en 1976, en una singular revisión de sus convicciones, el ilustreinvestigador estadounidense de la comunicación para el desarrollo, EverettRogers, pronosticó "la extinción del paradigma dominante" aludiendo al modeloclásico de desarrollo. En argumentación de ocho puntos de severa crítica almismo, se sumó a los precursores cuestionamientos y proposiciones delatinoamericanos, cuya influencia sobre la modificación de su pensamiento en lamateria reconocería luego públicamente con franqueza e hidalguía ejemplares.Ningún gobierno prestó atención a proposiciones como éstas y así elsubdesarrollo antidemocrático siguió en pié. En efecto, a la altura de 1978 lasituación en Latinoamérica era de aumento del desempleo, salarios más bajos yprecios más altos y aguda inflación. El 40% de las familias cayó a niveles depobreza crítica mientras las élites conservadoras se enriquecían más. Y elautoritarismo seguía sojuzgando al pueblo.

EL DECENIO DE FUEGO

Como se lo ha señalado hasta aquí, la década de 1970 fue trascendental enAmérica Latina en cuanto a procurar el cambio de la situación, en múltiplessentidos, en favor del pueblo. Centenares de personas se empeñaron enincrementar y mejorar la práctica de nuevos formatos comunicativos. Y variosestudiosos de la comunicación, a la par con hacer proposiciones para el cambiodel modelo de desarrollo, se esmeraron en renovar la teoría sobre ella.En efecto, al empezar esa década, una pléyade de bien documentados analistasacadémicos comenzó a producir en varios países de la región una importanteliteratura de protesta y de propuesta que ventiló en debates en ella y, mastarde, inclusive fuera de ella. Denunció al mismo tiempo la dependencia deLatinoamérica de potencias foráneas y la dominación interna de las mayoríasempobrecidas por la minorías enriquecidas, tanto en términos de la comunicacióncomo en los del desarrollo.Rebeldes con causa, no desaforados radicales, esos jóvenes investigadores ydocentes propusieron soluciones integrales y medidas de cambio profundas por lasvías del consenso y de la legalidad. Y dieron aportes cruciales aemprendimientos internacionales, principalmente los propiciados entonces por laUNESCO como el de la formulación de "Políticas Nacionales de Comunicación",comenzando por brindar bases conceptuales de ellas y esta definición que me tocóproponer a fines de 1971 en París: "Una política nacional de comunicación es unconjunto integrado, explícito y duradero de políticas parciales de comunicaciónarmonizadas en un cuerpo coherente de principios y normas dirigidos a guiar laconducta de las instituciones especializadas en el manejo del proceso general decomunicación de un país".La UNESCO organizó en 1974 en Bogotá la primera reunión de expertos en talespolíticas que se realizaba en el mundo. Esos pensadores latinoamericanosforjaron un rico conjunto de consideraciones, conclusiones y recomendaciones.Aunque extraoficialmente, su informe iría a servir como plataforma para lasdeliberaciones de la Primera Conferencia Intergubernamental sobre PolíticasNacionales de Comunicación en América Latina patrocinada también por la UNESCOen San José de Costa Rica en 1976. Ella llegó a realizarse pese a la dura ytenaz oposición de las agrupaciones interamericanas de propietarios y directoresde medios de comunicación masiva que hallaban cualquier proposición normativaopuesta a la libertad de expresión. A pesar de ese hostigamiento empresarial, lareunión logró cumplir su cometido. Desembocó en la Declaración de San José, quevino a constituir una suerte de credo oficial de la comunicación alternativapara la construcción democrática. Y produjo 30 recomendac!iones específicas para el establecimiento, por cada país de la región, de suspolíticas mediante un consejo nacional pluralista, así como unas cuantaspropuestas para acciones cooperativas regionales. Sin embargo, la presiónobstructiva del sistema empresarial sobre el sistema político sería tan fuerteque ni siquiera en los tres países cuyos gobiernos se organizaron post San Josépara efectuar los cambios acordados – Venezuela, Perú y México – resultó posibleestablecer las políticas. Y así la anomia favorable al "status quo"antidemocrático prevalecería infortunada e indefinidamente...Lo que vino a encender, al mismo tiempo, las llamas de una controversia mundialfue la proclamación por el Movimiento de los Países No Alineados, con liderazgoprincipalmente yugoeslavo y árabe, primero de un "Nuevo Orden Internacional dela Economía" y luego de un "Nuevo Orden Internacional de la Información(NOMIC)". Ambas propuestas provocaron el áspero y enconado rechazo por parte delos países desarrollados firmemente resueltos a mantener intacta su expoliatoriahegemonía.Varios autores latinoamericanos hicieron valiosas contribuciones a la reflexiónsobre el tema. Pero la única institución social que se hizo eco de susinquietudes fue la Iglesia Católica, no los partidos, ni los sindicatos, ni lasagrupaciones profesionales. En el último tercio de la década del 70 el ácidodebate llegó hasta los mayores foros gubernamentales internacionales: laAsamblea General de Naciones Unidas y la Conferencia General de la UNESCO.La salida transaccional que pudo lograr la UNESCO para poner fin a la virulentaconfrontación fue la creación de la Comisión McBride, que presentó en 1980 suinforme final a la Asamblea General de dicho organismo. A pesar de su naturalezanecesariamente conciliatoria por haber sido obtenida por consenso apaciguador,este trascendental documento acogió en gran parte el pensamiento renovador y justiciero de la comunicación como herramienta de democracia. Pero,lamentablemente, el impulso transformador de los países no alineados no lograríapasar de la enunciación a la acción. La resistencia de los países desarrolladosal cambio se probó abrumadora y paralizante. Y así vino a quedar guardado en lanevera del tiempo el sueño del cambio justiciero.

FIN DE LA PRIMERA PARTE

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